La efectividad de las vacunas depende de su conservación adecuada. Factores como la temperatura o el ambiente en donde serán almacenadas y transportadas, tendrán un efecto determinante en el efecto inmunizante que aportarán.
Por ende, prestar atención a los diversos parámetros de seguridad indicados por los fabricantes, y aprender más sobre las sugerencias generales, será de gran ayuda.
Necesidad de almacenamiento
El almacenaje de vacunas necesita cumplir ciertos estándares esenciales para su máxima protección. Tomando en consideración ello, se han creado protocolos que seguir y un sistema organizado para el transporte, almacenamiento y la distribución.
En todas estas etapas es obligatorio ofrecer las condiciones térmicas que son requeridas por el tipo de vacuna del que se trate. No hacerlo, es simplemente arriesgar su efectividad y la seguridad en quien la reciba.
Importancia de la cadena de frio
La cadena de frío es comprendida como un conjunto de normas, así como procedimientos que están estipulados para la fabricación, almacenamiento y distribución de las vacunas. Bien sea a nivel local o nacional, la cadena de frío estará interconectada por medio de equipos de refrigeración para garantizar la potencia de las mismas.
La refrigeración de vacunas es de tal importancia que si por ejemplo una de ellas es expuesta al calor, no podrá ser recuperada introduciéndola a la temperatura indicada. Es determinante en definitiva.
Tipos de vacunas que necesitan almacenamiento
El uso de la refrigeración en vacunas ha ganado una relevancia fundamental gracias a la necesidad de esta en las destinadas al combatir el COVID-19. Las temperaturas ultra frías han desafiado las posibilidades de las campañas de vacunación de hecho.
Temperatura ideal
Por lo general, dependiendo del tipo de vacuna, se encuentran dos rangos de temperatura para su almacenamiento. El primero corresponde a las vacunas que son sensibles al congelamiento, y por ende necesitan estar almacenadas a una temperatura de entre 2°C a 8°C. Por ejemplo, las de Hepatitis A y B, así como VPH.
Mientras que en la segunda categoría están las vacunas que son producidas con cepas víricas, que pueden conservarse entre 15°C y -25°C. Como las de varicela y fiebre amarilla.
No obstante, con las vacunas contra el COVID se tienen condiciones muy particulares. Por ejemplo, para la vacuna de Pfizer unos -70°C, para la de Moderna -20°C y la Sputnik V Rusa a -18°C.
Transporte y conservación
Para transporte de duración corta, como lo es de un almacén a cierto punto de vacunación o consultorios, es necesario hacerlo en contenedores aislantes o neveras rígidas. Los cuales necesitan estar provistos con acumuladores de frio.
Es importante que estos últimos no entren en contacto con los embalajes de dichas vacunas. De ocurrir, porque podría congelarse.
Alternativas de almacenamiento
Entre las alternativas de almacenamiento más usadas se encuentran las de:
- Cámara de frio: Las cámaras de frío son sistemas de control de temperatura robustos y sólidos que garantizan su estabilidad.
- Refrigeradores: Estos permiten la distribución de este tipo de vacunas, además de ofrecer indicadores sobre su temperatura y tiempo.
- Paquetes con hielo: En cambio los paquetes de hielo son usados para embalar recipientes térmicos para traslados cortos.
Cuidados y recomendaciones
- Hace falta tener una preparación adecuada para la manipulación de cadenas de frío y suministro.
- Las vacunas de ser almacenadas en refrigeradores no pueden ir en sus puertas. Allí la temperatura es inestable.
- El refrigerador no debe ser abierto sin control en una jornada o abierto por mucho tiempo.